viernes, 30 de noviembre de 2012

El mercado de biocombustibles en el mundo. El caso de Argentina, obstáculos, oportunidades y desafíos

1. Algunas consideraciones sobre los mercados mundiales de biocombustibles

Los altos precios internacionales del petróleo, la situación de alta concentración de la oferta en países con fuerte inestabilidad política, y la falta de certeza sobre el posible agotamiento de las reservas  internacionales, planteó la necesidad de la búsqueda de combustibles  renovables de origen vegetal como alternativa a los  combustibles tradicionales de origen fósil.

Los primeros esfuerzos en esa dirección los hace Brasil con el Programa Proalcool (1975) en base a la utilización de la caña de azúcar, programa que con algunas interrupciones subsiste en la actualidad. El reemplazo de la gasolina por el bioetanol fue planteado en diversas etapas llegando al uso del bioetanol hidratado neto (96% etanol más 4% de agua) a cubrir las necesidades de gran parte del parque automotor. Las medidas implementadas por el gobierno brasilero  para alcanzar las metas propuestas,  comprendieron a todos los actores de la cadena: exenciones impositivas y créditos para almacenamiento dirigidas a los productores cañeros, apoyo crediticio a las industrias automovilísticas para la producción de autos con motores flexibles a ambos tipos de combustibles, reducción de impuestos a los consumidores de bioetanol, obligación del Estado de su uso en la flota oficial y en el transporte público. Además Brasil se destaca  por la eficiencia en la producción del bioetanol, el costo del mismo es un 60% más barato que el precio de la gasolina, siendo en la actualidad el país más competitivo en el mercado internacional.

La oferta  de biocombustibles líquidos de origen vegetal  puede tener su origen en la caña de azúcar, el maíz, la remolacha azucarera, el trigo, el sorgo dulce, el arroz, todos cultivos energéticos o feedstocks de los cuales se extrae el bioetanol, o bien de las oleaginosas (colza, soja, aceite de palma, jatrofa, ) de las cuales se produce el biodiesel.

La oferta de ambos biocombustibles se ha expandido en la última década a un ritmo vertiginoso, a partir del 2000 el crecimiento anual ha sido del 10%,  pasando de menos de 20.000 millones de litros a comienzos de la década a cerca de los 100.000 millones de litros en el 2010, de los cuales el 82% corresponde a bioetanol y el 18 % a biodiesel.

Sin embargo la participación de los biocombustibles en el comercio mundial todavía es muy baja, los principales países productores se autoabastecen y en general, se trata de un mercado caracterizado por un fuerte proteccionismo.  Los países buscan el ahorro de  divisas en concepto de compra de biocombustibles,  la seguridad energética, y  la protección de sus sectores rurales, resultado de lo cual, existen en la actualidad, altas barreras arancelarias y elevadas exigencias para-arancelarias, basadas la mayoría de las veces en la defensa de la sustentabilidad ambiental. Además, conviene recordar, que la participación de los biocombustibles sobre el total del uso de combustibles en el sector de transporte es todavía muy reducida, llegando a solo el 1,5%.

En el mercado mundial el mayor exportador de bioetanol es Brasil, que destina el 15% de su producción a los mercados externos, y concentra el 90% de la oferta internacional (datos de CEPAL, 2011). Existen otros proveedores  menos  significativos como: China, Pakistán, Perú, Ucrania, Zimbawe, Suazilandia y algunos países del Caribe. Los mayores demandantes de bioetanol son los países de la Unión Europea, que compran sobretodo a Brasil y han firmado Acuerdos Preferenciales con Perú, Colombia y los países productores del África; y EEUU, que compra en forma preferencial a los países del Caribe que componen el CAFTA (Acuerdo de Libre Comercio,2006). Finalmente, como importadores de menor importancia han aparecido los últimos años Japón, Canadá, India  y Corea del Sur.

La producción y  el comercio internacionales de biodiesel se encuentran en una etapa bastante menos desarrollada  que los de bioetanol. La producción arranca recién en la década del 90, y tiene un crecimiento  pronunciado  a partir de mediados de la siguiente  década, cuando pasa de los 4000 millones de litros en el 2005  a aproximadamente los 20.000 millones de litros en el 2010. Los principales países productores de biodiesel son: Alemania que sigue siendo el jugador más importante aunque redujo su producción en un 10% con respecto al 2009; le sigue Francia y EEUU, ubicándose Argentina como  cuarto productor mundial a partir del  2010.

Argentina es primer exportador de biodiesel, concentrando el 58% de la oferta mundial, obteniendo el mismo a partir  del aceite de soja. El resto de países exportadores son EEUU, Malasia e Indonesia; éstos dos últimos producen biodiesel a partir del aceite de palma. Brasil, también ha comenzado a producir biodiesel, pero dedica toda la producción al consumo interno, no obteniendo excedentes para exportar como en bioetanol. Colombia es el único país de América Latina que, al igual que Argentina, es exportador de biodiesel, en este caso  procedente del aceite de palma, aunque todavía sus volúmenes exportables son poco significativos. La Unión Europea es por lejos el mayor  importador de biodiesel junto con Japón. Los estándares de calidad y las exigencias de certificaciones de sustentabilidad solicitadas sobretodo por la UE, constituyen barreras comerciales difíciles de sortear para los países oferentes.

2. La situación de Argentina en el comercio mundial

Argentina comienza la producción de biodiesel tardíamente a partir del 2006, pero en los últimos 5 años, se ha convertido en  uno de los mayores polos de producción a nivel mundial, con tecnología y escala que lo ubican entre los más eficientes del mundo.

Capacidad Instalada de Producción de Biodiesel en Argentina (2006-2011)

La industria del biodiesel en Argentina muestra un crecimiento explosivo de su capacidad instalada: desde sus comienzos en el 2006 con solo  130 mil ton, pasa  a superar las 3 millones de ton en el 2011 (Cámara Argentina de Energías Renovables, CADER), manifestando una tasa de crecimiento entre extremos del 2250%. Con las inversiones nuevas y ampliación de las existentes se calcula una expansión potencial de  capacidad instalada que puede llegar a los 4,5 millones de ton para el 2013 (35% por encima del 2011).

La industria nacional de biodiesel esta compuesta por 30 plantas con una distribución geográfica marcadamente desigual en cuanto a capacidad instalada.. El 80% está localizada en la Provincia de Santa Fe (cerca de Rosario) con las plantas más grandes, el 8% en Buenos Aires, y el resto  en Santiago del Estero, San Luis, Neuquén, Salta, Entre Ríos, que en conjunto, concentran  el 12% de capacidad, originada en general en plantas PYMES.

En el 2006 el promedio de capacidad instalada era de 26.000 ton/año, en el 2009 se llega a las 130.400 ton/año con la instalación de empresas  grandes, y en el 2011 se estabiliza en las 118.600 ton/año promedio, con la irrupción de PYMES regionales, que bajan el promedio.  Aún con este modelo que intenta favorecer desde las medidas  oficiales la localización de empresas PYMES regionales de menor capacidad, la Argentina es en la actualidad el país que mayores economías de escala, tamaño, eficiencia, y competitividad detenta frente a los principales  países  competidores.

3. Obstáculos, oportunidades y desafíos de los biocombustibles en Argentina

Argentina, a diferencia de otros países productores de biocombustibles (EEUU, UE, Brasil)  no tuvo el apremio por la seguridad energética porque por muchos años pudo autoabastecerse de combustibles fósiles e incluso tener excedentes para enviar al resto del mundo. En el 2006, la Argentina todavía exportaba un 32% de su producción local de petróleo crudo, vendía derivados -fundamentalmente, naftas vírgenes para uso petroquímico- a varios países de la región, y sólo importaba desde Bolivia una pequeña porción de su consumo doméstico de gas natural. Cinco años después, el escenario se vuelve diametralmente opuesto; la importación de energía representa en el 2011 el equivalente a dos puntos del PBI: alcanzando los u$s 9000 millones. En este año 2012 puede llegar hasta a los u$s 12.000 millones.


La necesidad de diversificar la matriz energética, revertir el saldo desfavorable de las balanza comercial de hidrocarburos, la preocupación por incentivar el valor agregado a la cadena de la soja, la generación de puestos de trabajo en el sector rural próximo a las zonas de cultivo de las oleaginosas, y la reducción de los gases efectos invernadero (GEI) son algunas de las razones que incentivaron la producción tardía de biocombustibles en Argentina.

El desarrollo de los biocombustibles en Argentina creció sustancialmente, a partir de las condiciones naturales “ventajas comparativas” que posee el país: (a) en el cultivo de cereales y oleaginosas, en especial la soja,  basado en buenas tierras y factores climáticos favorables, (b) menores distancias de las zonas de producción a los puertos de embarque ( promedio 300 km), pero sobretodo se ha debido a la existencia de  “ventajas competitivas” a lo largo de la cadena de valor : (a) una rápida adopción de los adelantos tecnológicos (maquinaria de precisión, siembra directa) y de la innovación genética; (b) muy buena capacitación laboral, de gestión y de organización de la empresa; (c) modernos servicios de almacenamiento y acopio, aunque escasos; (d) industria de crushing de las más eficientes del mundo; (e) altos niveles de eficiencia en la etapa de trans-esterificación que alcanza el 97,5% es decir, de 1000 kg de aceite crudo se obtiene 975 kg de biodiesel; (f) puertos privados para embarque instalados dentro de los mismos predios de las fábricas de biodiesel; (g) compromiso social empresario y con el medio ambiente; (h) menor GEI por menor consumo de energía en el traslado y la carga; (i) presencia sólida de  organizaciones no gubernamentales ( cooperativas, asociaciones, cámaras).

A lo anterior se agrega desde el 2006, el apoyo brindado  desde el Gobierno Nacional a través de la Ley 26093 sobre “Régimen de regulación y promoción para el uso sustentable de los biocombustibles “que  fue clave para el desarrollo de la producción de biocombustibles. Esta ley estableció el corte obligatorio de diesel con 5% de biodiesel y las naftas con un 5% de bioetanol, a partir del 2010. El  corte obligatorio fue elevado al 7% para ambas mezclas (por Resolución  7/2010 de la Secretaría de Energía). Asimismo contenía una serie de instrumentos promocionales dirigidos a estimular proyectos de inversión en plantas de biocombustibles, sobretodo a instalarse en el interior del país, entre ellos: (a) la devolución anticipada de IVA o amortización acelerada de bienes de uso; (b) el otorgamiento de subsidios directos; (c) exenciones del impuesto a la ganancia mínima presunta desde el inicio hasta el tercer ejercicio inclusive; (e ) desgravaciones de los tributos específicos que gravan a los combustibles fósiles para el caso de los biocombustibles destinados al corte obligatorio.

¿Cuáles son los obstáculos a futuro para Argentina en el aprovechamiento de las oportunidades hasta aquí señaladas?

El cambio de las reglas de juego desde el 2011 en los mercados mundiales y en el mercado doméstico de biocombustibles es un toque de alerta.

Por parte de los países importadores las exigencias y controles han ido en aumento.

En el caso de la Unión Europea (UE) desde principios del 2011 se empieza a solicitar como condición de acceso certificados de sustentabilidad, requiriendo:
-           Demostrar que el área de donde proviene la soja con que se obtiene el biodiesel, no fue deforestada después del 1ero de Enero de 2008
-           Demostrar un ahorro de GEI de un mínimo de 35% comparado con el producido por los combustibles fósiles.

En abril del 2012, España implementa un sistema de cupos para las importaciones de biodiesel privilegiando en la asignación de dichos cupos a las empresas productoras españolas o del bloque comunitario por sobre las extracomunitarias, infrigiendo la aplicación de la cláusula de nación más favorecida (NMF). A esto se agrega el inicio de investigaciones sobre prácticas de dumping a las exportaciones de biodiesel provenientes de Argentina e Indonesia, pedidas por la Comisión Europea (CE), a causa de una denuncia realizada por la Asociación European Biodiesel Board (EBB) que representa al 25% de la industria Europea.  

Recientemente (octubre del 2012) la misma CE propone en una resolución  limitar  al 5% el uso de biocombustibles fabricados a partir de  cultivos alimentarios,  en el 10% de corte con energía  renovable exigido para el transporte comunitario, obligando a emplear para el  5% restante  biocombustibles de “segunda generación” obtenidos a partir de materias primas no alimentarias (excreta animal, desechos forestales, residuos de cosechas entre otros). Además propone: (a) incrementar al 60% el umbral mínimo de reducción de GEI de las nuevas energías renovables comparada con  lo producido por los combustibles fósiles, y  (b) a partir del 2020 todas las ayudas financieras de la UE se destinaran a los biocombustibes que reduzcan los GEI, y se  produzcan a partir de cultivos  no alimentarios.

Por otro parte desde el gobierno nacional dos medidas cambian “los vientos favorables “en que se venía desarrollando la industria del biodiesel, (Decreto 1339/agosto 2012)

 El decreto mencionado: (1) modifica la alícuota del Derecho de exportación  que pasa del 20% al 32%  al tiempo que elimina el Reintegro a la exportación del 2,5% llevándolo a cero. Esto representa un impuesto final efectivo sobre precio FOB declarado del biodiesel del 24,24%; y (2) un recorte del precio de referencia del biodiesel de uso obligatorio para las ventas en el mercado interno de U$S 4.405,3 (un 15% inferior al existente hasta el momento).

¿Cuáles podrían ser las estrategias a seguir para no perder competitividad y adaptarse a las exigencias de mercado?

Argentina debiera proponer acuerdos para la  planificación  de la producción y distribución de biocombustibles a nivel internacional, considerando como ejes prioritarios  los problemas que hacen a las necesidades alimentarias mundiales, a la conservación ecológica, y a los métodos de producción sustentables. El tratamiento consensuado de estos temas entre países, con  la participación activa de FAO y de la OMC,  permitiría definir el comportamiento en la regulación, manejo y desarrollo de los biocombustibles, respetando la seguridad alimentaria, los problemas ambientales y las normas que rigen el comercio internacional. De este modo se evitaría que las medidas adoptadas por determinados países o bloques de países, devengan  en trabas arbitrarias que obstaculizan el desarrollo del comercio internacional procedente de países en condiciones de competitividad.
No obstante lo señalado, Argentina y el resto de los países productores y exportadores de biocombustibles deben destinar mayores esfuerzos a la producción de biocombustibles de “segunda generación” que serán los priorizados en un futuro cercano.
La Argentina debe acentuar a través de las cámaras y organizaciones del sector los pedidos de mayor flexibilidad al gobierno en cuanto a las medidas recientemente adoptadas. El impacto ha sido importante, el precio de referencia fijado, según lo afirmado por los empresarios, no permite cubrir los costos de producción del biocombustible obligando al cierre sobretodo de PYMES regionales. Estamos en presencia de caída del empleo y posible desestímulo a las inversiones.
Finalmente la diversificación de mercados es imperiosa, entre otras razones porque, además de las medidas ya enunciadas, que obstaculizan el acceso  al mercado de la UE (nuestro principal importador en la actualidad), se suma a partir del 1 de enero del 2014,  la pérdida del Sistema Generalizado de Preferencias (SGP)  con lo que el arancel del 0% pasa a ser del 6,5% en materia de biodiesel.